martes, 25 de enero de 2011

ALGO ESTÁ PASANDO EN EL PARTIDO SOCIALISTA

Adhieren a la siguiente reflexión:

* Conciencia Socialista.
* Espacio de Pensamiento, Reflexión y Acción Socialista


ALGO ESTÁ PASANDO EN EL PARTIDO SOCIALISTA

Algo está pasando en el Partido Socialista.

Como un globo que cruza en ascenso las aguas verdosas del estanque, los hechos
subieron a la superficie y quedaron expuestos a la luz del día.

El murmullo pasó a ser sonido de palabras dichas en voz alta.

Ahora, los expertos en descifrar sonidos han sido desplazados por todos los que
manejan el idioma –a veces (o casi siempre) Torre de Babel- de la política partidaria.

Las piezas no encajaban. La esfera totalizadora no iba con los cubos, elementos
limitantes y limitativos.

Quienes fabricaban los cubos sostenían la cuadratura del círculo. Hacían valer
decisiones de cuatro caras. Las llamaban “participación”, “organización”, “progresismo”.

Los significados no encajaban con los significantes.

La participación es circular. Centrípeta y centrífuga.

En cuanto al círculo, la mesa redonda igualó y distribuyó el poder de decisión desde la
oscuridad de los tiempos medievales.

Los amantes del espacio limitado (de la cuadrícula diminuta) se auto - otorgaban el
derecho de ubicarse a cada lado de la mesa, excluyendo la representación y legitimidad de la
abrumadora cantidad de los –por ellos- excluídos.

Hablaban el idioma de la Secta.

Cuando decían “todos” se referían a “sólo ellos”.

Cuando decidían, anunciaban: “es la voluntad del Partido”.

Cuando gastaban los dineros del Partido en requerimientos publicitarios u operativos
de su empresa política personal “rendían cuentas del gasto partidario”.

El fragmento pasó a ser Todo. El Todo eran Unos pocos de poca estatura.

Los excluídos del discurso de la Secta construyeron una gran esfera (circular y
circulante) que fue ascendiendo hasta adquirir visibilidad.

Demostraron que, además de los cuatro comensales comiendo los frutos del Partido
Socialista, Los Otros también existen y existían.

En su ignorancia y arrogancia los señores pre-feudales menospreciaron la capacidad
de muchos de leer los indicadores de su acción. Actos que dan prueba del propósito real de la
Secta, que su discurso no dice: desmantelar el Partido Socialista de Socialismo y reducirlo a la
categoría de sello para ser utilizado como moneda de cambio al mejor postor.

El devenir de los acontecimientos y los hitos de sus obras indican que el único logro
obtenido por la Secta como responsable de la organización partidaria es haber dibujado
groseros trazos sobre una obra de arte.

Mera caricatura de lo que el Partido Socialista estaba y está llamado a ser y a servir.

El modo como se acciona son letras que se comprenden siempre, más allá de los
ardides y la simulación.

A una Secta revestida de fraseología hueca no es atinado considerarla capaz de hacer
marchar la rueda de la historia en el sentido que lleva la flecha del Socialismo.

La verdadera influencia de la Secta está en el hecho de confundir por un momento al
distraído de buena fe tras el propósito no declamado de impedir que el Socialismo realice su
obra emancipadora y transformadora.

Algo sucedió en el Partido Socialista en estos últimos tiempos.

Los acontecimientos se están precipitando.

El universo acumulado con los desalojados por el obrar de la Secta se acrecentó y
aglutinó en la superficie subterránea del agua del estanque partidario.

La fuerza de la masa fue más fuerte que el cordel del ancla. Se ha cortado y emergido.

Ya no más “Garabombo el Invisible”, el sujeto castigado por el Orden Establecido con la
omisión de su reconocimiento en el espacio público, para crearle la idea de inexistencia, de
invisibilidad forzada, expulsión -por obra y gracia del Dueño del Poder- hasta negarse como
realidad tangible.

Los desposeídos del poder de decisión y la palabra del Partido Socialista finalmente
han apelado a la percepción de sus sentidos y aseguran que están vivos y que
son “mayoritarios en todos los aspectos”.

El Socialismo es el máximo nivel alcanzado por el hombre en la creación de sistemas
de convivencia basadas en la igualdad de oportunidades, distribución de facultades y de
responsabilidades. El poder se licúa en tantas fragmentaciones como sujetos participantes se
incluyen bajo un programa común.

El valor de la dirigencia socialista no está en la destreza para acumular poder sino en la
capacidad para distribuirlo.

El Socialismo abrió claustros. Abjura de las camándulas. Habla a puertas abiertas.

El Socialismo apeló siempre al libre arbitrio de la voluntad conciente del lado bueno del
espíritu humano.

El Socialismo rechaza la empresa marketinera reducida al debe y el haber del Contador
de turno.

Reniega de los socios asociados en sociedad criados en la cultura del toma y daca,
del “te doy parte del Partido si me servís, sino, te la quito o te excluyo”.

El Socialismo porta el señorío de la dignidad personal.

Nadie es Hombre si para ser considerado tal por el otro (por el funcionario del Partido)
debe aceptar el sometimiento en el silencio obligatorio del empleo concedido, yugo del
pensamiento creativo, recreador y progenitor del cortesano intrigante afecto a la genuflexión
política.

El socialismo revoluciona para remover las rémoras del anclaje cancerígeno de
impostores autoerigidos en Dioses omnicomprensivos y autosuficientes.

El Socialismo interpela a la Secta y juzga su inoperancia e incapacidad de construcción
de espacios democráticos de realización colectiva.

Desprecia la chatarra herrumbrada de sus herramientas inservibles porque esas
herramientas resultan reconocidamente inútiles para construír aquello que impone la razón de
ser y de existir del Socialismo.

La Secta no construye para otros: acapara para sí y destruye la obra colectiva que
recibió.

No se compadece de los Maestros, no respeta a los Constructores, se ríe de los
Honestos.

Como los cínicos, la Secta le pone precio a todo y valor a nada.

El Socialismo huye de las catacumbas de la Secta
aprisionarlo ni amordazarlo.

A la grupa del Socialismo va el Arca conteniendo los Valores que no son monos
enjaulados del circo de la Secta.

Pobres aquellos que crean que la vida y voluntad de los hombres de bien que han
venido a sumar su fuerza y su fe al Partido Socialista se sujeta en un puño ya que serán únicos
responsables del fracaso de la organización y la huída del Socialismo hacia otras tierras.

La historia del Socialismo no nació de ciegos ambiciosos ni en reductos asfixiantes.

El Socialismo no recala en puertos de alienados por la voracidad y educados bajo el
paradigma de la apropiación privada, verticalismo, autoritarismo, mandamases, patrones de
estancia, ley del gallinero o como quiera se nombren.

El Socialismo no es el dialecto de unos pocos “traductores”.

Es la lengua que todos pueden hablar en el ágora para entenderse entre sí con el fin de
planificar y hacer posible una vida mejor.

La antorcha de la juventud reformista que convocó a “llamar las cosas por su nombre”
está encendida, vibrante y liberadora.

Que cada uno de nosotros tome un haz de luz de esa energía auténtica.

Que cada joven se sienta encarnadura de esa fuerza que abrazó y contiene el
Socialismo.

Que todos tengamos la convicción de que es necesario y posible pararnos sobre los
dos pies, sin vacilar, emulando a Mandela en su inmensa dignidad y determinación.

Así es probable que pronto estemos de festejo.

Habremos enterrado en la bohardilla de la historia un capítulo gris de muy pocas líneas
escrito por analfabetos morales y políticos.

“Un coligüe es muy delgado y muy fácil de quebrar,
Pero si juntamos varios, son difícil de doblar”.

(Canción chilena, cantada por los Quilapayún).

María Emma Bargagna 
1º de enero de 2011
Integrante de la Junta Provincial
Partido Socialista 
Entre Ríos

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