viernes, 18 de noviembre de 2011

COMO EL SOLDADO DE SAN MARTIN


Cuenta la historia que durante los preparativos del Ejército de los Andes, gran importancia tenían la pólvora  y armamento guardados en lo que se denominaba “polvorín”. Para su custodia, dispuso San Martín que un soldado hiciera guardia en el acceso dándole estricta orden de impedir el ingreso al lugar.

Al día siguiente, el General, se presentó de improviso ante el Soldado y pretendió entrar, pero éste le interceptó el paso y con firmeza le pidió que se retire impidiéndole pasar.

“Perdone, General, pero tengo órdenes de no dejar entrar a nadie” “Yo soy el Jefe, puedo entrar” lo desafió San Martín. “Mientras yo esté aquí ni usted ni nadie va a entrar al polvorín”, dijo el soldado, llevando su mano a la empuñadura del sable. Ante la firme actitud del soldado, el padre de la Patria volvió sobre sus pasos.  

Luego de este episodio,  San Martín llamó al soldado a su presencia y una vez frente a él lo felicitó ante el resto del regimiento destacando su correcto proceder por haber cumplido una orden que era fundamental para la campaña libertadora, haciéndola respetar hasta por la misma autoridad que la dictó.

Este hecho significativo trascendió la historia y cabe tenerlo en cuenta ahora que somos parte de un proyecto político denominado FRENTE AMPLIO PROGRESISTA.

La gesta libertadora, para realizarse y afianzarse en el territorio y en el tiempo, precisó de valores y conductas.

Hubo un discurso que se correspondía con la acción y una conducta que se ajustaba a la palabra, tanto de Jefes como de soldados que participaban en la gesta sanmartiniana.

Todos co-participaban y eran co-responsables de la organización, el sacrificio y el triunfo. Tan importante y respetable era quien conducía como el último humilde acompañante de la tropa. Sin estridencias y con ejemplos de conducta San Martín generó una mística indestructible en el alma de cada soldado y en el de aquella sociedad empobrecida y olvidada del interior cuyano, sin cuyo auxilio la gesta libertadora no hubiera sido posible.

La historia nos debe dejar enseñanzas que nos tienen que servir para comprender cuáles fueron aquellas claves que abrieron las puertas por las que el pueblo Argentino traspuso su condición de colonia para ser una Nación independiente.

Hoy vivimos el desafío de impulsar un proceso electoral en el que venimos levantando como alternativa política y de gestión para nuestro país el Programa de Gobierno del FRENTE AMPLIO PROGRESISTA.

El programa del FRENTE AMPLIO PROGRESISTA es un llamado y una plaza pública abierta que nos convoca, recibe y reúne. 

Su realización depende de nosotros. De nuestra voluntad soberana como también del modo como lo expresamos con hechos y conductas.   

En el Programa, como en un mapa, están trazadas las líneas más importantes que conducen hacia las metas que se ha fijado el Frente Amplio Progresista para nuestro país: reforma política, calidad institucional, más democracia y participación ciudadana, mejor salud y educación para todos, inclusión y solidaridad social, equidad distributiva, economía con desarrollo sustentable, honradez y transparencia en la administración de los bienes, servicios y fondos públicos.  

Esas líneas imaginarias trazadas por el programa del FAP son las directivas que hemos conciliado en la inteligencia de que deberían concretarse para bien de todos los argentinos.

En el constante movimiento del proceso electoral,  el  punto de partida inicial se ha ido enriqueciendo a través de los días con el aporte de las propuestas que al Frente Amplio Progresista le han hecho quienes militan, acompañan y adhieren.

Esas propuestas enriquecidas tienen que ver la luz a través de nuestra acción política. De allí la imperiosa necesidad de ser coherentes y de ser protagonistas.   

Hermes Binner y Margarita Stolbizer son nuestros más importantes referentes, pero si nosotros no nos ubicamos, no nos valoramos también como referentes actuantes de los valores y propuestas que enarbola el programa del F.A.P.  estaremos esforzándonos en vano y dilapidando una esperanza.  

Pongámonos a la altura de las circunstancias que no son simples ni fáciles.

Es nuestro deber dar respuestas a un electorado activo y exigente, -como es el entrerriano-, que reclama salir del tiempo de la degradación para construír un país federal, realmente democrático y una sociedad solidaria, por los que valga la pena vivir, crear, invertir energías, proyectos y sueños.

De allí la importancia de que cada uno de nosotros, cada grupo diseminado a lo largo y ancho de la Provincia, cada candidato del F.A.P., se asuma, se reconozca y se considere custodio, constructor y responsable de la realización del Programa del FRENTE AMPLIO PROGRESISTA.

No deleguemos más. Asumamos.

Como el soldado de San Martín, que hemos recordado en el breve relato del comienzo.



                                                                                    María Emma Bargagna
                                                                                    Paraná 1º/10/2011

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